PASIÓN, ESPECTÁCULO, LOCURA Y AFICIÓN

Sarahi  Isuki Castelli Olvera

Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida? (Jacinto Benavente)

Puede haber muchos motivos  para seguir y participar en un encuentro de luchas: sed de violencia, catarsis, dinero, son algunos de los impulsos que existen, pero, fuera de todo aquello, también se puede participar por simple, llana y pura pasión.
 
Lejos de todo el espectáculo planeado con antelación, la verdadera lucha libre requiere de preparación y  voluntad. José Hernández Castañeda, antiguo luchador, nos narra, en entrevista algunos de sus motivos para participar en los encuentros: proveniente de una familia de luchadores, José se vió, desde pequeño, envuelto en la pasión desbordante que vinculaba a su  tío “El tiburón” y su padre “El pulpo”. Los deseos de continuar con la leyenda de su padre, lo llevaron a practicar durante un año la lucha libre con el nombre de “El ojo diabólico”

Me gustaba, más que nada por la adrenalina, el que te gritan, el que aplauden, eso es lo que tú estés dentro del encordado.

Se trató de la afición, el público y la relación de amor-odio que se establece con él, lo que atrapó a José dentro del ambiente de la lucha libre: el perder  la noción de la realidad, el surgir pura y salvajemente, involucrarse en la pelea hasta las últimas consecuencias:

La adrenalina te hace hacer muchas cosas en definitiva, te ciegas, te cierras. Arriba del ring, tú eres enemigo de cualquiera. Yo subí con mi padre en una ocasión, éramos de contras. Tenía miedo pegarle a mi papá, pero te olvidas de todo ahí.

Y desde su punto de vista, la manera de  ver las luchas, el público y la imagen que transmite, ha variado bastante  desde la época en al que él ejerció y la actual, y no para bien precisamente:

Anteriormente, para mí, la lucha era mejor, no había mucha faramalla como lo estamos viendo hoy, no critico, pero es parte de lo que es la AAA,  de que involucran a la familia, el caso de ahora es el de Fabi Apache; involucran, al suegro, al nieto  y eso ya no es lucha; eso ya es punto y aparte. La lucha es el cuadrilátero o donde te toque luchar. Pero eso es lo que hacen ahora para que la gente se meta más a la  lucha.

Sin embargo, la emoción y  la pasión permanecen, el público hechiza, el público llama:

Es una cosa bien padre, el ser aclamado por la gente cuando llegan, te saludan, te piden una autógrafo, es un ego muy padre, es una cosa muy linda que te hace que sigas adelante, que te sigas superando más.

Dentro de todas las emociones, deseos y reacciones que suscita este deporte, José Trinidad  aprendió cosas, entre ellas la idea de seguir adelante con lo que te gusta,  si es lo que en verdad te apasiona, sin rendirte.

Seguir continuando con lo tuyo, si te gusta, seguir. Si alguien  de tu familia quiere ser luchador, respetarlo y darle su oportunidad, respetar en un momento dado al público. Sí, hay que meterse con ellos; muchas veces te sientes satisfecho cuando te chiflan, porque ves que la gente se involucra, pero hay que respetar el trabajo de cada quien, respetar la forma de ser de  ellos y seguir adelante si es lo que de verdad te apasiona.

La lucha libre, despierta extremas reacciones de todo tipo: amor y odio; fuera del espectáculo que pudiera resultar, no cabe duda de que aún existen personas  cuyo entusiasmo  se involucra con toda verdadera  intensidad. La pasión  se trasluce  en la manera en que   hablan, recuerdan y llevan a cabo  su afición por la lucha libre.

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