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DESPIDIENDO A LA POBREZA
Sarkis Mikel Jeitiani
Mirada seca, piel congelada, rostro como nunca, medio limpio, conciencia tranquila despidiéndose del mundo de discriminación, injusto, cruel, que jamás le ha dado la oportunidad de ser un niño más que merece la vida.
Su despedida fue testigo de la desigualdad, marginación, discriminación, plasmados todos en su travesura por la necesidad de vivir, dejando las molestias, corajes e inquietudes del ser y hacer dentro de su universo inocente y tolerante.
Dijo adiós a cada uno de los que les causó molestia por ser niño pobre, lastimado por la injusticia humana. Mirando con ojos muy severos al universo que vio nacer, en un mundo raro que no respeta el derecho del ser y vivir.
Tembló de miedo al tiempo que se mantuvo durante los últimos segundos de la vida por la soberbia que le quedó de la cultura del hombre, olvidándose de aquella costumbre de desear las cosas de los demás. Ahora descansa de los insultos de aquellos divinos. Sin embargo siempre tuvo el defecto de poner sus ojos en las alturas a pesar de vivir en un llano de pobreza.
Así fue la aventura de su último viaje sin retorno, que lo hizo popular cuando se despidió.
Mirada seca, piel congelada, rostro como nunca, medio limpio, conciencia tranquila despidiéndose del mundo de discriminación, injusto, cruel, que jamás le ha dado la oportunidad de ser un niño más que merece la vida.
Su despedida fue testigo de la desigualdad, marginación, discriminación, plasmados todos en su travesura por la necesidad de vivir, dejando las molestias, corajes e inquietudes del ser y hacer dentro de su universo inocente y tolerante.
Dijo adiós a cada uno de los que les causó molestia por ser niño pobre, lastimado por la injusticia humana. Mirando con ojos muy severos al universo que vio nacer, en un mundo raro que no respeta el derecho del ser y vivir.
Tembló de miedo al tiempo que se mantuvo durante los últimos segundos de la vida por la soberbia que le quedó de la cultura del hombre, olvidándose de aquella costumbre de desear las cosas de los demás. Ahora descansa de los insultos de aquellos divinos. Sin embargo siempre tuvo el defecto de poner sus ojos en las alturas a pesar de vivir en un llano de pobreza.
Así fue la aventura de su último viaje sin retorno, que lo hizo popular cuando se despidió.
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