AUNQUE PASE MUCHO TIEMPO
Raúl Alburquerque Fragoso
Ahora que volví a saber de ti recordé la promesa, aquella promesa hecha a ti y a mí mismo esa tarde en que besé tus labios de niña por primera vez y supe del aroma a Halls de cereza que me acompañó por tantos años; ese dulce sabor que a partir de entonces quise reconocer en cada beso dado a través del tiempo y sin embargo se fue alejando de mí hasta borrar inclusive el recuerdo de tus ojos reflejado en los míos cuando juntos disfrutamos del calor de nuestros cuerpos echados sobre el verde pasto del jardín de nuestra infancia.
Ahora que volví a saber de ti recordé la promesa, aquella promesa hecha a ti y a mí mismo esa tarde en que besé tus labios de niña por primera vez y supe del aroma a Halls de cereza que me acompañó por tantos años; ese dulce sabor que a partir de entonces quise reconocer en cada beso dado a través del tiempo y sin embargo se fue alejando de mí hasta borrar inclusive el recuerdo de tus ojos reflejado en los míos cuando juntos disfrutamos del calor de nuestros cuerpos echados sobre el verde pasto del jardín de nuestra infancia.
Entonces te lo dije una y otra vez, jamás te olvidaré y estaré esperándote siempre en esta esquina hasta que partamos juntos a iniciar una nueva vida. Te recuerdo entonces jugueteando con tu pelota, una y otra vez malabareando con ella en medio de la gente sin dejarla caer y tendiéndome al mismo tiempo tu mano que entrelazaba a las mías.
Éramos unos niños, creíamos que la vida sería eterna, no sabíamos que con los años también nosotros nos vamos yendo por otros caminos, descubriendo otros rumbos llenos de cosas y amores nuevos y las promesas hechas en esa etapa de la existencia son como las flores que aparecen en el campo y sin embargo el viento las aleja de su entorno hasta que se secan y dejan de existir, dejando si acaso un leve rastro a su paso.
Después vino la graduación y el cambio de escuela, y con ello el despertar natural de nuestros cuerpos y mente. Sin embargo, tu última mirada quedó clavada en mi mente durante muchos años hasta que finalmente también fue arrancada por alguna razón que desconozco y entonces tu recuerdo dejó de existir en mi hoy, hasta este día en que finalmente volví a saber de ti a través del periódico.
Como todos los días al despertarme, lo primero que hago es desayunar y echarle una hojeada al diario, como una rutina, sin poner mayor atención, si acaso a los encabezados, y ocasionalmente a la programación del cine por si tengo algún tiempo libre. Pero hoy fue diferente, mi mirada quedó clavada en ese nombre, MARÍA ELENA RUIZ ALBARRÁN…, Ruiz Albarrán repetí mentalmente.
Ruiz Albarrán, volví a mascullar en medio de ese último bocado. Leí entonces la esquela completa, la Familia González Albarrán participa a ustedes con profunda pena el fallecimiento de la Sra. María Elena Ruiz Albarrán, acaecida el día de ayer en esta ciudad, lo participan a usted su marido, hijos, etc.
Supe entonces que finalmente volviste a este lugar, a este rincón que abandonaste algún día para siempre, lo único malo es que de cualquier manera Nunca volveré a verte y peor aun, finalmente recuerdo la frase pronunciada por mis labios hace veinticinco años: jamás te olvidare aunque pase mucho tiempo.
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