Aires de cambio, vientos de libertad
Martín Gómez-Ullate García de León
Qué cosa la humana imaginación que hasta lo más inmaterial se las apaña para representarlo. Como las palabras del nahuatl que se construyen a partir de las acciones de las cosas, el viento o los vientos han sido nombrados, representados y clasificados, no sólo por su procedencia geográfica, también por sus consecuencias, benéficas o destructoras. Los vientos se han representado y dibujado como dioses mayores (anemoi, en la mitología griega, venti en la Roma Clásica) y menores (Anemoi Thuellai (Άνεμοι θύελλαι, ‘vientos de tempestad’), como cabezas de carrillos inflados soplando, como dioses antropomórficos con alas, en los pies o en el casco, como caballos sujetos en un establo, o vientos domados y encerrados en un odre. El Dios del viento del Este es Euro, en la mitología griega, un viento considerado funesto, “cuyo símbolo era una vasija invertida derramando agua” .
¡Qué paradoja histórica la de la Unión Europea!, haber elegido para la representación de su moneda un nombre de un viento del este, cuando es una moneda, extendida de Oeste a Este y que, como todas las monedas, pretende solidez y nunca volatilidad. Muchos europeos sí concordarían en lo funesto del viento, pues desde que lo conocen, la inflación viene mermándoles año tras año su poder adquisitivo.
El viento en tantas formas representado también es vehículo de significado. Su potencial transformador, la tempestad arrasadora proseguida de la calma, tras la cuál hay que volver a empezar, fenómeno que tan bien se conoce en estas tierras de huracanes, ha sido aprovechado como metáfora de cambio y transformación social. En este sentido, de una forma casi mística, Raimon, el cantautor catalán, supo plasmar en una canción todo el anhelo y el ansia de libertad de un pueblo enclaustrado, “lleno de noche”, de una generación nacida y criada bajo la dictadura franquista . Aquí se las dejo, como conjuro de libertad y aire fresco para todos los oprimidos.
Qué cosa la humana imaginación que hasta lo más inmaterial se las apaña para representarlo. Como las palabras del nahuatl que se construyen a partir de las acciones de las cosas, el viento o los vientos han sido nombrados, representados y clasificados, no sólo por su procedencia geográfica, también por sus consecuencias, benéficas o destructoras. Los vientos se han representado y dibujado como dioses mayores (anemoi, en la mitología griega, venti en la Roma Clásica) y menores (Anemoi Thuellai (Άνεμοι θύελλαι, ‘vientos de tempestad’), como cabezas de carrillos inflados soplando, como dioses antropomórficos con alas, en los pies o en el casco, como caballos sujetos en un establo, o vientos domados y encerrados en un odre. El Dios del viento del Este es Euro, en la mitología griega, un viento considerado funesto, “cuyo símbolo era una vasija invertida derramando agua” .
¡Qué paradoja histórica la de la Unión Europea!, haber elegido para la representación de su moneda un nombre de un viento del este, cuando es una moneda, extendida de Oeste a Este y que, como todas las monedas, pretende solidez y nunca volatilidad. Muchos europeos sí concordarían en lo funesto del viento, pues desde que lo conocen, la inflación viene mermándoles año tras año su poder adquisitivo.
El viento en tantas formas representado también es vehículo de significado. Su potencial transformador, la tempestad arrasadora proseguida de la calma, tras la cuál hay que volver a empezar, fenómeno que tan bien se conoce en estas tierras de huracanes, ha sido aprovechado como metáfora de cambio y transformación social. En este sentido, de una forma casi mística, Raimon, el cantautor catalán, supo plasmar en una canción todo el anhelo y el ansia de libertad de un pueblo enclaustrado, “lleno de noche”, de una generación nacida y criada bajo la dictadura franquista . Aquí se las dejo, como conjuro de libertad y aire fresco para todos los oprimidos.
Al vent (Raimon, 1959) Al vent, la cara al vent, el cor al vent, les mans al vent, els ulls al vent, al vent del món. I tots, tots plens de nit, buscant la llum, buscant la pau, buscant a déu, al vent del món. La vida ens dóna penes, ja el nàixer és un gran plor: la vida pot ser eixe plor; però nosaltres al vent, la cara al vent, el cor al vent, les mans al vent, els ulls al vent, al vent del món. I tots, tots plens de nit, buscant la llum, buscant la pau, buscant a déu, al vent del món. | Al viento (1959) Traducción de Miquel Pujadó. Al viento, la cara al viento, el corazón al viento, las manos al viento, los ojos al viento, al viento del mundo. Y todos, todos llenos de noche, buscando la luz, buscando la paz, buscando a dios, al viento del mundo. La vida nos da penas, ya al nacer es un gran llanto: la vida puede ser ese llanto; pero nosotros al viento la cara al viento, el corazón al viento, las manos al viento, los ojos al viento, al viento del mundo. Y todos, todos llenos de noche buscando la luz, buscando la paz, buscando a dios, al viento del mundo. |
. Dioses del viento griegos. (2008, 15) de octubre. Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 14:43, octubre 19, 2008 .
. Nada mejor para darse cuenta de su carácter de himno que ver el vídeo del concierto de la conmemoración de los 30 años de su grabación (1963-1993). (Vid. http://www.youtube.com/watch?v=AbK1L7SynU8).
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