Mi cuerpo no es ya mi cuerpo: la lucha de morir con dignidad


BÁRBARA SÁNCHEZ

“La vida debe tener un sentido para quien la vive, y si una persona no quiere vivirla, no se le puede obligar a seguir sufriendo”
Ramón Sampedro -Cartas desde el infierno-

Tema postergado, controversial, causante de grandes debates, argumento que para muchos puede ser sólo un atentado a la vida. El término eutanasia deriva del griego "eu" bien y "thánatos" muerte. Su concepción y aplicación social constituye un desafío desde el punto de vista ético y legal, además de ser un dilema no sólo para los médicos y familiares, también para la sociedad y el Estado.

Eutanasia es la acción médica por la que se provoca la muerte de una persona enferma y tiene tres características imprescindibles: que el enfermo padezca una enfermedad terminal o incurable, que su decisión sea voluntaria y que sea asistido por personal médico.

Esta idea no es actual, ya en el siglo XVII aparece el término atribuyéndose al filósofo Francis Bacon, que la concebía como "la aceleración de la muerte en un hombre enfermo". Existen registros anteriores sobre la discusión del derecho de las personas a decidir sobre su propia muerte. Séneca afirmaba que es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento, o Tomás Moro que aseveraba, en su famosa Utopía, que en casos de dolores extraordinarios en los enfermos se podía recomendar poner término a su vida.

Existe un argumento poderoso a favor de la eutanasia y es que permite al paciente poner término a sufrimientos innecesarios y degradantes que no le permiten llevar una vivir dignamente sino con dolor físico y repercusiones emocionales, situación que atenta contra el libre desarrollo de su personalidad, aún ante el deseo de los médicos de mantener con vida a un ser sin esperanzas de recuperación.

Hay que considerar que existen también argumentos contrapuestos, es común encontrar su fundamento en el hecho de que el médico tiene como función la de salvar vidas y no destruirlas. Pero se debe comprender que cada caso es único, con necesidades y oportunidades distintas.

En el mundo actual, el debate acerca de la eutanasia es cada vez más intenso. Únicamente dos países, Holanda y Bélgica, tienen una legislación que la permite. En nuestro continente, en Estados Unidos, sólo Oregon cuenta con una ley de muerte con dignidad.

En México se han presentado propuestas de ley al respecto que han causado polémica y enfrentamientos políticos, eclesiásticos y de organizaciones civiles, que poco ayudan a entender y atender la problemática. Asociaciones defensoras del derecho a una muerte se han enfrentado a grupos cristianos contrarios a la eutanasia. Estas visiones confrontadas parecen un gran circo del cual es difícil salvarse.

¿Estará nuestro país preparado para resolver este dilema ético?

Lo cierto es que toda vida tiene un gran valor y todo ser humano debe disponer de las oportunidades y alternativas necesarias para que pueda decidir sobre los asuntos que le afectan. Debemos ser conscientes que tenemos derecho a afrontar no únicamente la vida, también la muerte con dignidad.

Mar adentro, mar adentro/ y en la ingravidez del fondo/ donde se cumplen los sueños/ se juntan dos voluntades/ para cumplir un deseo/ Un beso enciende la vida/ con un relámpago y un trueno/ y en una metamorfosis/ mi cuerpo no es ya mi cuerpo/ es como penetrar al centro del universo/…/ Pero me despierto siempre/ y siempre quiero estar muerto.


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