Risas contra la muerte


Alejandro Ramírez Romero
landru81@hotmail.com


En culturas ancestrales de tipo tribal, existía la figura del "doctor payaso" o "payaso sagrado", un hechicero vestido y con maquillaje que ejecutaba el poder terapéutico de la risa para curar a los guerreros enfermos.

Quienes forman parte de Risoterapia A.C., alivianan actualmente a sus pacientes a través de juegos y concursos; hacen gala de sus malabares, de sus chistes improvisados, del asombro que causa verlos con bata blanca y nariz roja, para atenuar la mayoría de los males que padecen quienes han sido diagnosticados con alguna enfermedad terminal en los hospitales a donde acuden como voluntarios los fines de semana.
En Oriente, la risa es muy especial para los budistas zen, que buscan la iluminación a través de una gran carcajada. Sin embargo, en la filosofía de Occidente las personas divertidas o con sentido del humor no son bien consideradas, probablemente porque el cristianismo sólo valida sufrir en esta vida para conseguir una recompensa en el otro mundo.

Pero después de una sesión de dos horas, es inevitable sentirse pleno, amoroso, tierno, alegre, vital, energético y con un sinfín de sentimientos positivos. Parece mentira cómo un método tan sencillo como es la risa puede aportarnos tanto: la risa es magia, es alquimia, y constituye la mejor medicina ante el dramatismo trágico de los desahuciados. Científicamente se ha comprobado que la risa franca aporta múltiples beneficios a la salud: rejuvenece, elimina el estrés, la ansiedad, el colesterol; además, adelgaza, ayuda a soportar dolores, insomnio, problemas cardiovasculares y respiratorios; es más, ante cualquier malestar se obtiene mejoría con una buena dosis de risa diaria.

Hay muchas personas que obtienen ventajas con esta técnica, por ejemplo, las personas depresivas que tienen niveles muy bajos de serotonina y dopamina (sustancias cerebrales) que aumentan con la carcajada, mejorando su estado anímico. También todas las patologías del sistema inmunológico mejoran con esta terapia, porque cuando una persona busca y consigue energía positiva, su cuerpo responde totalmente.
Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar al organismo de malas energías, algo que ha sido científicamente demostrado al descubrir que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír.

Por eso, en Risoterapia A. C. saben que las risas contra la muerte son el único antídoto, el verdadero desintoxicante moral que acorta la distancia entre las personas que quieren olvidarse de ella porque saben que no hay ningún peligro si se rebasan las dosis indicadas a la hora de las carcajadas.
Otra teoría alternativa explica que su poder está basado en la metáfora teatral de nuestra existencia cotidiana. Cuando el personaje que representamos se viene abajo por alguna circunstancia, ese momento provoca la risa de los demás y en el actor la vergüenza. En dicha situación, lo mejor que podemos hacer, es no tomarnos muy en serio y aprender que también se vale reírnos de nosotros mismos.

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